Recuerdo la primera vez que sentí ansiedad, de esa que te oprime el pecho y no te deja respirar, es quizás uno de los eventos más desagradables que he experimentado en mi vida y por suerte tuve con quien hablarlo y quien me guiara en el proceso para recuperar el control.
Ahora se me hace inimaginable pensar tener que vivir con ataques de ansiedad todos los días y sentir que el mundo entero te observa y espera algo más de ti, incluso inhumano de tu parte.
Cuando escuche la canción que Demi Lovato estrenó hace dos semanas, Dancing with the Devil, lo primero que impactó fue el vídeo, ya que al saber la historia de Demi y conocer que en 2018 tuvo que ser internada por una sobredosis, ver ese vídeo es sentir que estas reviviendo ese proceso junto a ella, es casi como proyectarte en esa situación y realmente resulta espeluznante hasta cierto punto.
Y fue tanto el impacto que me generó la canción más el vídeo que me animé a ver la serie documental que sacó Demi, titulada de igual forma. Me vi los 4 episodios, de media hora cada uno aproximadamente, en un solo día porque de alguna forma conecté con su historia.
Siento que es muy valiente de su parte, incluso estando en un ambiente relativamente controlado, sentarse frente a una cámara y comenzar a contar cómo ha sido su proceso y revivir los horrores de aquella noche donde *spoiler alert* no solo estuvo a punto de morir, sino que también fue abusada.
Encontré humanidad en su relato, crudeza y vulnerabilidad, incluso en los testimonios de sus familiares y más allegados. De hecho, hay algo que me hizo un llamado de atención en aquellos testimonios y es cuando dicen que Demi es una muy buena mentirosa y que les hace creer a todos que todo va bien, pude buscar en mi memoria y encontrar tantas historias en donde la persona afectada supo esconder muy bien todo su sufrimiento.
Incluso me atrevería a decir que todos de cierta forma escondemos muchos de los demonios o sombras con las que batallamos, para no preocupar a otros, para no molestar, para no ser juzgados, para no ser categorizados, etc.
El año pasado vino a enseñarnos que hablar de depresión, ansiedad y problemas mentales está bien, que ir a terapia o buscar ayuda, no te hace débil; que por el contrario debíamos dejar a un lado los estigmas y creo que, en parte, este tipo de testimonios pueden ayudar a eso, porque si bien su caso y sus acciones son bastantes puntuales u específicas (¿cuáles no?), sirven como punto de partida para comprender que no importa tu rango u estatus dentro de la sociedad, ninguno está libre de su humanidad y las luces y sombras que eso conlleva.
Si bien no es algo bonito que ver, mi invitación es a que le den una oportunidad y lleguen a sus propias reflexiones o conclusiones, que incluso los puedan ayudar a con sus procesos.
Para ver los episodios solo tienen que ir a este link: https://www.youtube.com/playlist?list=PLy4Kg0J0TkearxiMrCsHih5xJzttUe8JC
Se despide, La editora que en ocasiones también ha bailado con la oscuridad.
Comments