¿Se recuerdan que les había dicho que el camino hacia lo sueños en ocasiones es solitario? Aún lo pienso, pero quiero compartirles mis resientes reflexiones y/o descubrimientos.
Hace un tiempo alguien me dio un consejo acerca de una red social que iba relacionado a la interacción y básicamente era algo como, ¨si quieres recibir recomendaciones debes darlas tú primero¨ y de esa forma se cumple el famoso dicho de que, ¨ uno recibe lo que uno da¨ y por aquel entonces tomé ese consejo para esa red social en específico.
Pero no fue hasta hace unas semanas, mientras veía una de mis publicaciones que acababa de subir y me preguntaba, ¿por qué la gente no me comenta nada? Y al cabo de unos minutos empecé a hacer scroll en Instagram e iba muy campante por allí dando likes a todo lo que visualmente me llamaba la atención.
Hasta que de pronto mi vos interna me preguntó, ¿pero qué estás haciendo? ¿Si acaso estas leyendo lo que la gente escribe en sus publicaciones? ¿Por qué si piensas que esto está genial, lindo o increíble no se lo dices? Y me encontré con la respuesta, de que sin darme cuenta me había convertido en una consumidora pasiva.
¿A qué me refiero? A que andaba por allí en la vida dando likes pero no más, que mientras yo esperaba que otros me escribieran en mis publicaciones yo hacía todo lo contrario y entonces, en ese momento fue como si todo encajara en mi mente y dije, ¨Kath tienes que dar lo que quieres recibir¨.
Desde ese momento he comenzado la tarea de tomarte 30 minutos de mi tiempo que uso para consumir contenido, en cualquiera de las redes sociales, para apreciar y apoyar verdaderamente a las marcas o personas que siento que hacen cosas increíbles.
Y en este camino o nueva filosofía de vida he descubierto que lo que comenzó como un ejercicio obligatorio de ¨dar para recibir¨ se convirtió en un acción de disfrute real de apoyar a aquellos que me inspiran de alguna forma. Descubrí que incluso grandes marcas o personalidades pueden tener muy pocos comentarios, lo cual me impresionó de sobre manera.
La verdad, si me preguntan, creo que todas las interacciones se valoran y se aprecian, pero los comentarios guardan algo especial, al menos para mí, y quizás es porque yo encuentro refugio en las palabras o quizá es porque siento que un like se ha convertido en una acción casi robótica de nuestros pulgares, que el ver un comentario me da la esperanza de que esa persona, al menos por unos segundos, salió de su burbuja automática y se tomó un tiempo para escribir algo.
Y apreció infinitamente todos aquellos que me escriben y me dejan saber que les gusta lo que estoy haciendo o aquellos que me preguntan, acotan algo, me dan más información, etc., porque en sus palabras encuentro consuelo, consigo humanidad y compañía en este loco sueño al que yo llamo vida.
Creo firmemente que las palabras pueden conectarnos, como muchas otras cosas, pero en ellas siempre estará ese aire poético y literario que nos hace sentir como parte del cuento, como parte de la historia que será contada en el futuro, que perdurará en los recuerdos.
Son las palabras las que describen los hechos, le dan valor a los sucesos y contexto a los sueños.
Así que sí, desde hoy me vuelto una Editora que se propuso ser la fan número de uno de sus amigos, familiares, íconos, personas, cuentas o marcas quela inspiran y que la hacen sentir viva y decidí que les haré saber que yo estoy allí, que salí de mi burbuja robótica y entré en mi zona poética y les compartiré mi sentir sobre sus propuestas.
Y sí, me he vuelto una conservadora de palabras y pequeños gestos que las personas comparten conmigo acerca de mis propuestas y no me importa volverme una acumuladora de ellos.
Porque el camino se puede sentir solitario, pero no por eso hay que rendirse y sumergirse en la soledad, sino que creo firmemente que hay que aferrarse a esos instantes de compañía y extender esas sensaciones lo más que se pueda hasta que vuelvan a ti.
Se despide, esta escritora apasionada de comentarios apreciativos y fangirl – La editora.
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