Fashion Find Out fue una idea que vino a mi mente en mis tiempos como host en un restaurante de Disney Spring, en ese momento solo sabía que quería tener un espacio para hablar de moda, era una idea muy abstracta que no tenía forma, color o incluso nombre.
Con el tiempo en un ejercicio involuntario mi mente fue armando un rompecabezas que finalmente encajaba y tenía forma, me llevó un año completo llegar a lo que tengo hoy y fijar mi objetivo que era encontrar mi voz en la industria de la moda.
Y pasan las horas y el proyecto sale a la luz mientras batallo con mis ansias de perfección y mis sobrenaturales niveles de autoexigencia y en el medio tiempo me caigo, me levanto, me frustro y lucho con mi incapacidad de ser consistente con lo que digo que quiero o con mis sueños.
2021 resuena en mi mente y todo parece alinearse, me he propuesto ser constante y abandonar esta figura de perfección que me atormenta; pero entonces el hueco emocional y las circunstancias me abordan en estos primeros treinta días del año y mientras todo parece derrumbarse a mi alrededor, pongo mi mejor cara, mi mejor actitud, me presiono, me obligó a ser productiva y a mostrar que todo sigue en pie, que La editora está allí, presente y con todo bajo su control.
Y la verdad es que no es así y me atrevo a escribir esto, porque siento que en un futuro será un buen ejercicio leerme y ver las cosas con las que mi yo de este momento está batallando.
Estos días me he cuestionado mucho sobre lo que hago con Fashion Find Out, porque mi objetivo siempre ha sido encontrar mi voz, descubrir cómo es la manera en la que yo quiero expresar todo esto que siento, que pienso y la forma en la que yo vivo la moda, pero en ocasiones me encuentro perdida, siento que no veo el camino claro, mi voz es como un susurro ahogado que se quiebra y tiene miedo de ser escuchada.
Hay momentos en que me cuestiono todo, los conceptos que he creado, la forma en que escribo, lo que digo y dejo de decir y sobre todo muchas veces me siento sola, como si nadie me leyera, como si todo lo que hago es ignorado incluso por mis más allegados. Siento que hablo sola y lo que digo no tiene tanta importancia como para ser escuchado o leído.
Honestamente todavía no siento que haya encontrado mi voz, apenas tengo pequeños destellos o una referencia muy borrosa de lo que no me gusta o de como no quiero que suene mi voz en esta industria, sigo sin saber del todo lo que sí quiero o como quiero ser escuchada.
Sin embargo, aquí estoy, creando un nuevo espacio al que llamaré Road Dreams, que pretendo que sean mis gritos de desahogo, un diario donde pueda ir registrando cada cosa que voy viviendo con respecto a este sueño, a este proyecto, porque siento que es necesario, más para mí que para otros, aunque quizá haya alguien más transitando este mismo camino que pueda encontrar algún tipo de consuelo en mis palabras.
Aún y cuando pienso que ya nadie lee y que las palabras escritas se convierten en figuras anónimas que van perdiendo su forma y son puestas en el inconsciente porque han sido avasalladas por la sobreestimulación de los otros hábitos que hemos adoptado; incluso cuando me siento sola y siento que le hablo a la soledad; porque aún y cuando no encuentro mi voz y me siento insegura de mí, me prometí seguir aquí, ser valiente por mí y por mis sueños, ser mi mayor fan, mi mayor crítica pero también aquella que sabrá abrazarme y consolarme.
Y aunque nadie me lea, aquí estaré yo para reírme de mis ocurrencias, admirar mi elocuencia y llorar mis tragedias.
Quizá de esto va el amor propio, de apoyarte y creer en ti aún y cuando eres un anónimo entre los millones de sueños que habitan este planeta.
Y me atrevo a escribir esto, no solo porque es mi forma de desahogarme y porque consigo consuelo en la escritura, sino porque Franca Sozzani, alguien a quien yo admiro profundamente, decía que la moda realmente va sobre la vida y las cosas que le dan forman y particularmente siento que mis sueños, mis anhelos e incluso esto que siento forma parte de como yo vivo la moda.
Y entre susurros, olvidos, miedos y un destello de esperanza, se despide La editora.
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